Los estereotipos de género son violencia, sin ninguna duda. Pero hoy vamos a hablar de otra violencia: la de Estado. Así es la violencia que sufren las mujeres en el Salvador, donde tienen que abortar clandestinamente usando una aguja de crochet porque el aborto está prohibido en todos los casos.
Lo dice la OMS, la penalización del aborto no significa que éste no se practique: lo convierte en una amenaza para la salud y la vida de la mujer. La alarmante realidad en Centroamérica es que miles de mujeres con embarazos no deseados tienen que escoger entre morir, vivir un futuro en el que su opinión no vale nada o acabar en la cárcel, donde ahora mismo hay 37 mujeres por abortar, sea de modo provocado o espontáneo, con penas de hasta 50 años.
En Calala nos parece inadmisible que, en pleno siglo XXI, la misma moral opresora de siempre siga pretendiendo colonizar nuestros cuerpos, decidir por nosotras y acallar nuestras voces.
Por eso cada año, sobre estas fechas, lanzamos una campaña de recaudación de fondos para apoyar a grupos de mujeres de base que luchan en defensa de los derechos sexuales y reproductivos en Centroamérica, una de las regiones más restrictivas y violentas en materia de aborto y derechos de las mujeres.
Los grupos a los que apoyamos son colectivos de base que hacen trabajo de activismo y sensibilización en sus comunidades, desarrollando talleres, jornadas culturales y movilización política para que la situación legal en sus países respete el derecho a decidir.
Queremos darle la vuelta a la aguja de crochet: que no tenga que ser la opción de una mujer desesperada, sino que sea nuestra herramienta para tejer un futuro mejor para todas.
Ayúdanos a tejer una red de apoyo por los derechos sexuales y reproductivos en Centroamérica. Devuelve las agujas de crochet a la cesta de manualidades y ponle fin a esta barbarie. Colabora con Calala.
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Los fondos recaudados serán entregados a los grupos en diciembre para que puedan continuar su trabajo el año que viene