Las organizaciones feministas son las principales promotoras del derecho a una vida libre de violencia. En todo el mundo son las organizaciones feministas las que lideran las transformaciones culturales y sociales necesarias para conseguir que las mujeres vivan libres de toda discriminación. Esta certeza es la que nos ha animado a promover y apoyar a la Red Internacional de organizaciones feministas por una Vida Libre de Violencia, una iniciativa de organizaciones centroamericanas y del Mediterráneo.

Del 5 al 7 de abril las organizaciones miembros de esta red se encontraron en Barcelona para compartir sus experiencias de trabajo en el abordaje de las violencias machistas y para acordar demandas comunes que trasladar a las diferentes instituciones nacionales e internacionales con responsabilidad en la consecución de una vida libre de violencia.

Las organizaciones que participaron fueron:

–        El Centro de Derechos de Mujeres, una organización hondureña feminista, que promueve el fortalecimiento de la autonomía, la justicia, el ejercicio y el goce de los derechos, la ciudadanía y la igualdad de género para las mujeres. El CDM ha sido reconocida nacional e internacionalmente por su contribución a un mayor compromiso de la población y de las autoridades públicas por la construcción de una sociedad con justicia social y equidad de género.

–        La Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa), es una organización feminista de El Salvador cuya misión es promover la igualdad, la equidad de género y el empoderamiento económico, social y político de las mujeres a través de acciones de incidencia política, facilitando el acceso a la justicia y el desarrollo local y nacional, desde un enfoque de derechos humanos.

–        Actoras de Cambio nace en el año 2003 con el fin de impulsar un proceso integral dirigido a evidenciar la violencia sexual a lo largo de los 36 años de conflicto armado en Guatemala (1960-1996), e iniciar procesos de acompañamiento a las mujeres supervivientes a esta violencia. En el año 2005, después de más de 25 años de silencio, mujeres supervivientes de violaciones y de violencia sexual, rompen el silencio y empiezan un proceso de sanación para la recuperación de sus vidas.

–        La Associación Marrocaine des Droits des Femmes (AMDF), una organización feminista nacida en el año 1985. Realiza acciones de promoción, sensibilización y defensa en el ámbito de los derechos de las mujeres y de los derechos humanos.

–        Mains Solidaires es una asociación fundada en Larache en el año 2000. Su misión es promover los derechos de las mujeres de la provincia de Larache, así como a escala nacional e internacional, siguiendo los principios de la democracia y la igualdad entre los sexos.

–        Union of Palestinian Women Committees se crea en 1980 como una iniciativa para empoderar a las mujeres palestinas y para contribuir a la lucha nacional palestina contra la ocupación militar israelí.  UPWC trabaja para contribuir al avance de la autonomía de las mujeres palestinas y para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres, así como la igualdad entre todas las clases sociales.

–        Mujeres Pa’lante es una organización cuyo objetivo es ayudar a las mujeres a superar las dificultades relacionadas con la migración y con la precariedad. Ofrecen información y ayuda sobre asuntos como el arreglo de los papeles, el fortalecimiento en circunstancies difíciles, la búsqueda de trabajo y la continuación de los estudios. Ponen servicios a disposición de las mujeres que los necesiten, incluidos formación profesional, clases de castellano y catalán, información sobre la cultura y las costumbres de Cataluña y medidas para la prevención de la violencia de género.  También impulsan iniciativas para la creación de organizaciones de mujeres.

–        Tamaia. Viure sense violència es una entidad pionera en el trabajo sobre la violencia machista. Nació fruto de la relación entre un grupo de mujeres que habían vivido violencia de género y un grupo de profesionales en el trabajo social de las casas de acogida de Barcelona. El objetivo de Tamaia es conseguir una vida libre de violencia en las relaciones interpersonales y sociales; segura para mujeres, niños y niñas en sus vidas cotidianas a través de varios programas de atención a las mujeres, de prevención y participación social y de formación e investigación.

El rol de Calala Fondo de Mujeres y de la organización de cooperación feminista SUDS es la de fortalecer y dotar de recursos este proceso de articulación, además de apoyar con las acciones de comunicación e incidencia política. Para realizar este encuentro contamos con el apoyo de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo.

El programa del encuentro tuvo dos ejes principales: uno primero de análisis de casos concretos de violencia machista en cada uno de los países, en los que se analizaban los diferentes tipos de violencias que se daban y las similitudes que se encontraban en los diferentes contextos. Y un segundo de construcción de recomendaciones para que distintas instituciones pudieran incorporar medidas de protección de las mujeres.

En el estudio de casos se constató que en todos ellos había una violencia simbólica, manifestada en el lenguaje, en la falta de respeto por la dignidad de las mujeres, en la asunción de la sumisión de las mujeres… que agravaba y sustentaba la violencia directa. Por ejemplo, en el caso de Honduras, se negó justicia a una mujer que había sufrido violencia machista por parte de su pareja, porque no estaban casados y se entendía que la relación no era legítima.

La violencia estructural, entendida como aquella ejercida desde las instituciones sociales y políticas, era compartida también en los diferentes contextos. En los casos se detectaban violencia económica, racismo, uso de los cuerpos de las mujeres como campos de batalla, y una impunidad extendida a todos los países, que va desde el fallo en la aplicación de las leyes hasta la inexistencia de las mismas. El caso presentado por Mujeres Pa’lante nos mostraba las múltiples violencias, violación, racismo, explotación laboral, que había sufrido una mujer indígena ecuatoriana, que había trabajado toda su vida como trabajadora doméstica, a la que se le habían arrebatado sus hijos fruto de la violación del padre de familia de la casa en que trabaja, que emigró a Barcelona para seguir trabajando como interna, sin contrato, y que finalmente fue abandonada por la familia para la que trabajaba que la dejó literalmente en la calle.

Se analizó el rol de las instituciones y del Estado como garante de los derechos de las mujeres. Hubo un análisis previo en el que se compartía la de pérdida de soberanía de los Estados, desde Palestina que es un país ocupado, a Marruecos donde no hay separación de poderes, pasando por Centroamérica donde nos encontramos con Estados fallidos y con poderes fácticos paralelos, hasta llegar al Estado español donde los recortes decididos por la Troika afectan gravemente el respeto y la promoción de los derechos de las mujeres.

Y aun así, es necesario luchar por construir instituciones sólidas, porque son necesarias para la protección de los derechos de las mujeres. Para entender los instrumentos internacionales de protección de derechos promovido desde las Naciones Unidas y el rol de los Estados, se contó con la participación de la abogada y Doctorada en Derecho Público, Patsili Toledo, miembro del grupo de investigación Antígona de la UAB. Toledo afirma que la crítica feminista a la protección de los derechos humanos ha ayudado a consolidar la idea de que los Estados deben ser garantes de los derechos. Desde el Convenio de Estambul en Europa se habla de que los Estados tienen responsabilidad sobre las violencias contra las mujeres si no toman medidas de prevención, atención y reparación.

Finalmente se trabajó una serie de recomendaciones que se trasladaron a representantes de las principales instituciones catalanas, en concreto del Institut Català de les Dones, de la Diputación de Barcelona y del Ayuntamiento. Estas recomendaciones contenían, entre otras, propuestas como protección a las activistas y defensoras de los derechos de las mujeres; proveimiento de espacios públicos seguros para las mujeres; el monitoreo de las leyes y los convenios internacionales en materia de derechos de las mujeres. Pero sobre todo, que se reconozca la experiencia y las propuestas de las organizaciones de mujeres como las más idóneas para acabar con las violencias machistas.