Organizaciones de mujeres migrantes, lideradas por mujeres migrantes, que diseñan e implementan los proyectos según sus necesidades: esto es lo que apoyamos en Calala. El próximo mes de noviembre acaba el proyecto Caminando juntas: Programa de inserción socio-laboral para mujeres migrantes desde una perspectiva de género, que hemos financiado con apoyo de la Obra Social “la Caixa”. El proyecto nace de la confluencia y colaboración de Mujeres Pa’lante (Barcelona) y Mujeres con Voz (Getxo), dos organizaciones a las que venimos acompañando desde 2012. Se trata de mujeres migrantes que, tras construir una vida en un nuevo país, han decidido ayudar a otras que están luchando ahora por encontrar su lugar, ofreciéndoles la posibilidad no sólo de crecer profesionalmente, sino de empoderarse en un sentido más amplio, incluyendo habilidades sociales y emocionales.

Este proyecto ganó el premio 2015 Innovación y Transformación Social. Innovador porque hay pocas organizaciones como éstas y transformador porque realmente consiguen mejorar las vidas de las mujeres con quien trabajan.

En el marco de este proyecto, desde noviembre de 2015 las dos asociaciones han acogido a más de 150 mujeres, ofreciéndoles atención psicológica y asesoría sociolaboral.  El proceso de empoderamiento forzosamente pasa por una proyección práctica hacia el mundo del trabajo, por lo que la base del proyecto han sido los cursos de formación profesional. Ambas organizaciones han ofrecido cursos anuales de ayudante de cocina. Mujeres Pa’lante ha realizado también uno de atención socio-sanitaria y de costura. Mientras Mujeres con Voz ha organizado uno de reposición en centros comerciales, tan solicitado que ha sido necesario crear dos grupos. Estas formaciones, que comenzaron hace un año, se completarán este mes.

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Ambas organizaciones han realizado talleres de mejora de la empleabilidad, para enseñarles a elaborar su currículum y a prepararse para una entrevista de trabajo. Se ha dedicado especial atención a favorecer los procesos de empoderamiento digital (aprender a abrir una cuenta de correo electrónico, a utilizar el smartphone como herramienta de trabajo, etc.), para intentar paliar la desigualdad en el uso de estos recursos, necesarios no solo en la búsqueda de trabajo sino también en la relación con la administración. Cada vez más, las gestiones con la administración se tienen que realizar online, también los procedimientos vinculados con extranjería (permisos de residencia, acceso a la ciudadanía, etc.) y muchas mujeres no cuentan con las herramientas para realizar los trámites de esta manera, lo cual dificulta más su situación al tener que pedir apoyo, mermando su autonomía.

Debido a la diferencia de perfiles de las usuarias, que en muchos casos sólo han tenido acceso a la educación primaria o tienen dificultades idiomáticas, a menudo se ha recurrido a la atención individualizada. Con sus cursos de introducción al castellano y al catalán, Mujeres Pa’lante han brindado a muchas mujeres recién llegadas su primer acceso a la cultura de su nuevo país.

En el proceso de empoderamiento, una sesión especialmente interesante fue la que se realizó en Getxo con la psicóloga Norma Vázquez, con el objetivo de trabajar el manejo en los espacios públicos. Se trató la importancia de conocer las claves del país en el que estas mujeres se encuentran, ya que en muchas ocasiones estas claves son muy diferentes a las acostumbradas en el país de origen. Compararon los planos de las ciudades de origen y de residencia actual y los usos de los diferentes espacios. Valoraban las cosas positivas que se encontraban al llegar, como los servicios de salud, educación y la seguridad, y el lado negativo, donde se destacaba claramente el alto precio de las viviendas. También se trabajó el espejismo de la igualdad, ya que muchas pensaban que no vivirían acoso callejero, unos de los principales problemas en sus ciudades de origen. Sin embargo, varias de las mujeres participantes en el taller compartieron experiencias de acoso sexual en sus espacios de trabajo, y la necesidad de tener herramientas para poder confrontarlo.

Muy interesantes fueron también los encuentros que Mujeres con Voz organizaron los sábados de marzo y abril para trabajar diversos temas como la autoestima y la imagen de una misma, con el fin de fortalecerse tanto individualmente como colectivamente. Se observó que el mal trato recibido en el trabajo que desempeñan merma su autoestima, lo que repercute negativamente en la idea que construyen sobre sí mismas y en los diferentes ámbitos de sus vidas (laboral y familiar). Se trabajó en aprender a reconocer las propias capacidades, destrezas y virtudes, entender cómo emplearlas para la consecución de objetivos y metas. Por último, se habló de cómo distinguir entre las personas que no favorecen el proceso de empoderamiento y aquellas que son muy positivas en este proceso.

Estamos muy orgullosas de haber contribuido a que mujeres migrantes de todos los orígenes hayan comenzado su recorrido profesional en nuestro país, pero sobre todo a que hayan encontrado un espacio donde sentirse como en casa y organizarse. Si tú también quieres contribuir al empoderamiento de las mujeres migrantes, dona a Calala, aquí puedes hacerlo.